Comunidad monástica

Hermandad de Poblet

Una comunidad monástica establece necesariamente vínculos y relaciones con la sociedad que la rodea. La acogida de los huéspedes y peregrinos ha sido y es uno de los exponentes más significativos de ello. Muy pronto los cenobios cistercienses intentarán institucionalizar estas relaciones con la sociedad circundante mediante lo que se llamaba la «familiaritas», un concepto que designaba precisamente el conjunto de estas relaciones especificadas en las llamadas «cartas de familiaridad» otorgadas puntualmente por los monasterios. Se trata de una vinculación espiritual por parte de un seglar con el monasterio con expresión jurídica. El seglar se compromete a colaborar en la expansión y mantenimiento del monasterio a cambio de poder participar de las oraciones y bienes espirituales del monasterio y de la Orden, casi siempre con la garantía de que sería sepultado en el monasterio con los mismos sufragios que se ofrecían por un cisterciense. Seguía viviendo en el siglo, pero con una estrecha vinculación con el abad y la comunidad.

  • Bien arraigada en el surco de esta venerable tradición, la Hermandad del Monasterio Cisterciense de Santa María de Poblet reúne al grupo de laicos que, desde 1945, año de su fundación, quieren participar de estos bienes espirituales al abrigo de la comunidad cisterciense de Poblet, manteniéndose fieles a sus compromisos familiares, sociales, políticos y laborales.
  • Nacida en los inicios de la refundación monástica de Poblet (1940), la Hermandad se ofrecerá y ofrecerá su apoyo, principalmente económico, en el contexto político y religioso de la posguerra civil en Cataluña. Sin embargo, sobrepasando muy pronto estos objetivos materiales, se crearán vínculos de verdadera amistad espiritual entre los hermanos y la comunidad de Poblet a medida que se va consolidando.
  • Como signo de esta pertenencia al bagaje espiritual de la Orden, el Hermano o Hermana, al ser admitido, recibe, además de una medalla identificativa, el texto de la Regla de san Benito, que es la base y la síntesis de la espiritualidad de la que quiere participar.
  • La Hermandad la nutre, esta espiritualidad, en algunos momentos fuertes del año: el retiro de Adviento y algunas sesiones de lectio divina, pautadas por el ritmo del año litúrgico, momentos que suelen tener lugar en el propio monasterio. Además, celebra la Asamblea Plenaria anual, en la que se hace el repaso del año transcurrido y son admitidos los nuevos miembros, en un contexto de encuentro festivo.
  • Además de su colaboración en otras actividades culturales o espirituales, y en aspectos más concretos de la vida del monasterio, edita también, semestralmente, la Revista Poblet, verdadero espejo de la vida de la Hermandad y de la Comunidad monástica, al mismo tiempo que un espacio de reflexión y profundización.
  • Secretaría i tesorería de la Hermandad: germandatdepoblet(ELIMINAR)@gmail.com
  • Estatutos de la Hermandad
Antifonario Cisterciense del s. XIII, Poblet. La verdadera vid es Cristo, que comunica vida y fecundidad a los sarmientos, que somos nosotros, que permanecemos en Él por medio de la Iglesia, y sin Él nada podemos hacer (Lumen Gentium 6).
Antifonario Cisterciense del s. XIII, Poblet. Después del diluvio, Noé suelta la paloma como signo de esperanza en la reconfiguración del mundo.