En 2020, setecientos años después de su muerte, regresaba a su lugar original, a los pies de la escalera del dormitorio, en el brazo norte del transepto de la iglesia, el sepulcro gótico de Ramón Folch VI de Cardona (1259-1320), apodado el «Prohom Vinculador», un monumento que ha sufrido muchas vicisitudes, difícil de interpretar formalmente, ya que tal vez en su forma actual es fruto de la recomposición de elementos de procedencia diversa.
- Durante su restauración se reintegró al conjunto la figura de Cristo que había sido sustraída durante el abandono del monasterio. Se trata de un Cristo Pantocrátor, dentro de un marco cuatrilobulado, escoltado por dos ángeles ceroferarios, rodeado del tetramorfo. Sentado en un trono suntuoso, presenta un rostro bello y sereno, y sus labios esbozan una sonrisa de paz. Con la mano derecha bendice, y con la izquierda sostiene el Libro.
- Esta figura, y otras, como las que forman el apostolado frontal, del cual se conservan enteros sólo los apóstoles Pedro y Pablo, Juan y Bartolomé, y las esculturas de ángeles, recuerdan la obra del maestro anónimo de Anglesola. Se trata de un bello conjunto de figuras sonrientes, de gran serenidad y delicadeza formal. Subiendo la escalera se puede contemplar la figura yacente, mutilada, del vizconde, con detalles también de gran preciosismo.