LA PUERTA DE ACCESO AL TEMPLO debía presentar un pobre aspecto en el s. XVII, y el duque Luis Ramón Folch de Cardona y Segorbe, cuyo linaje estaba vinculado al monasterio desde los tiempos fundacionales, y que ya tenía el panteón familiar en el interior del templo, hizo construir una nueva fachada. En conjunto corresponde al cuerpo central de la que todavía se conserva. La construyeron los maestros de obra de Tarragona Francisco Portella y José Llagostera y las tres estatuas son obra de Domingo Rovira, el joven: la Asunción de Santa María, en la parte superior, patrona y titular del monasterio, y san Benito y san Bernardo a ambos lados.
- Más tarde, en tiempos del abad Baltasar Fontanilles (1720-1724), y quizás en colaboración con su antecesor, el abad Baltasar Sayol, se añadieron los paramentos de los dos grandes óculos laterales -las aberturas ya existían- , de un barroco más exuberante, y se modificaron algunos elementos de la fachada central para unificar todo el conjunto.
- Este barroco discreto da acceso al mundo medieval del atrio y de la basílica románica. Una sorpresa y un fuerte contraste que nos trasladan desde los siglos XVII y XVIII al siglo XII en un abrir y cerrar de ojos.