«En la medida de lo posible, dormirán todos juntos en un mismo lugar» recomienda san Benito en la Regla (22,3), por razones de vigilancia y ascesis, pero también de acuerdo con la costumbre de la época.
- Los grandes dormitorios cistercienses responden a esta recomendación. Los monjes duermen vestidos y ceñidos, cada uno en su cama, con una lámpara encendida toda la noche, expresando así aquella actitud de vigilancia y disponibilidad que caracteriza a quien no quiere anteponer nada a Cristo. Por eso, al sonar la señal de levantarse, los monjes descienden por la escalera del muro de mediodía hacia la iglesia, para empezar la alabanza divina.
- El dormitorio de Poblet, construido en el siglo XIII, es el primer espacio medieval en Cataluña que sustituye la bóveda de piedra por el tejado de madera y tejas sostenido por diecinueve arcos diafragmáticos, muy elegantes y bien acabados, casi refinados, que descansan en ménsulas trabajadas prodigiosamente por un artesano que se dejó influenciar y maravillar por el arte árabe o mudéjar.