Bajo la advocación de la Virgen del Rosario, san Miguel y san Jorge, ordenó su construcción, desde Nápoles, el rey Alfonso IV el Magnánimo, durante el abadiato de Bartolomé Conill (1437-1458), como ofrenda —exvoto— personal.
- La pequeña capilla es de planta cuadrada con un ábside poligonal y una mínima sacristía anexa a la izquierda. Todo se cubre con bóveda gótica muy bien trabajada con los escudos del rey, una llave de bóveda con la Virgen María y unas interesantes ménsulas con los tetramorfos y cuatro cabezas que podrían representar, de izquierda a derecha, la reina María, el rey Fernando I, el abad Conill y el propio rey Alfonso IV.
- Junto a la capilla de San Jorge se encuentra la llamada puerta dorada, por la que se accede al segundo recinto, a la gran plaza del monasterio. Al parecer, el nombre le venía de una puerta de bronce —las actuales son de cobre— que se habrían dorado en el s. XVI con motivo de la visita del rey Felipe II. Aquí la comunidad salía a recibir a los huéspedes ilustres. Por la heráldica sabemos que fue construida a finales del s. XV durante los abadiatos de Miguel Delgado (1458-78) y Juan Payo Coello (1480-98), dos de los abades que fueron presidentes de la Generalidad de Cataluña, bajo Juan II y Fernando II.