EN POBLET, LOS TONOS ROJIZOS DEL OTOÑO, que estallan voluptuosamente en el mes de octubre, se anticipan con la púrpura de los santos mártires Bernado y sus hermanas María y Gracia, cuya solemnidad celebramos el día 2 de septiembre.
- Ahmet al-Mansur, hijo del rey moro de Carlet (Valencia), vivió en la corte del rey taifa de Valencia hacia la segunda mitad del siglo XII. Enviado como embajador a Cataluña, pasó por Lérida donde residía una pariente musulmana, y de regreso, se detuvo en Poblet, el monasterio cisterciense apenas fundado en las nuevas tierras que Ramón Berenguer IV había cedido a la abadía de Fontfroide. La leyenda dice que le atrajeron los cantos de los monjes, que estaban en el coro rezando maitines. Sea como fuere, se convirtió al cristianismo e ingresó en la comunidad, donde recibió el nombre de Bernardo. Fue bodeguero de la comunidad, un oficio que le permitió dedicarse a la atención a los pobres y peregrinos, además de procurar la ración diaria a los hermanos de la comunidad.
- Al cabo de unos años, quiso regresar con los suyos para anunciarles el Evangelio. Obtuvo la conversión de sus hermanas Saida y Soraida, a las que impuso el nombre cristiano de María y Gracia, pero no la de su hermano al-Mansur, que les hizo perseguir y matar, cerca de Alzira, junto al Júcar: a Bernardo le atravesaron la frente con un clavo, y las dos hermanas fueron degolladas. Los cuerpos de los tres mártires, dice la tradición, fueron inhumados por los mozárabes del lugar en el mismo lugar donde habían sufrido el martirio, y cuando Jaime I liberó Alzira (1242) reencontró los cuerpos escondidos y les hizo edificar una capilla como memorial.
- Este relato de la tradición armoniza bien con lo que sabemos de las relaciones de los musulmanes con el condado de Barcelona, especialmente en tiempos del rey Lobo, tributario del conde Ramon Berenguer IV. Es conocida tanto la permanencia de musulmanes en las zonas reconquistadas, como Lérida, como la fe de los mozárabes, es decir, los cristianos residentes en tierras musulmanas.
- El abad Juan Tarrós (1598-1602) se preocupó de obtener reliquias para el monasterio, lo que consiguió su sucesor, el abad Simón Trilla (1602-1623), poco después. El 2 de septiembre de 1603 las reliquias fueron recibidas solemnemente en Poblet y, en el aniversario de este hecho, fue establecida la fiesta litúrgica dedicada a los tres mártires, que todavía hoy se celebra en el monasterio, con los textos del bello oficio escrito por un monje de Poblet contemporáneo.
- Como la de todo martirio, la historia de Bernardo y sus hermanas es una historia compleja, tejida de amor y de odio, la concreción dura de aquellas palabras tan desgarradoras del profeta Miqueas que Jesús hará suyas: «Pues el hijo desprecia al padre, la hija se rebela contra la madre, la nuera contra la suegra. Los enemigos del hombre son los de su propia casa» (Mi 7,6; Mt 10,36).